Una empresa que fabricaba juguetes de plástico, como el hula-hoop, y que necesitaba reducir el tamaño de sus productos a causa de la crisis del petróleo de 1971. Un señor alemán que fabricaba muñequitos para sus hermanos pequeños y que el 30 de enero hace un año que se murió.
Son muñecos pequeños, que caben perfectamente en la mano. Son figuras humanas pero sus caras las podría haber dibujado cualquier niño. Son simples, pero con sus manos pueden coger los distintos accesorios que los acompañan según la versión del muñeco que se trate.
Y así nos lo demostró Carlos Cases. Entre todas las muestras de productos vimos algunas de las novedades que están saliendo a la venta este mes de enero, como el barco pirata fantasma que incluye la bestia marina que sujeta Carlos en la foto. Imposible hacerse la periodista profesional ante tal despliegue y ante los detalles que nos regalaron. Nos hubiese sido imposible aceptarlos si hubiésemos ido en moto.