Visita a Playmobil


Una empresa que fabricaba juguetes de plástico, como el hula-hoop, y que necesitaba reducir el tamaño de sus productos a causa de la crisis del petróleo de 1971. Un señor alemán que fabricaba muñequitos para sus hermanos pequeños y que el 30 de enero hace un año que se murió.


La empresa era Geobra Brandstätter y el señor, Hans Beck. Gracias a ellos y a la crisis del petróleo, hace 30 años que existen los “clicks” de Playmobil. Parece increíble que algo tan simple haya tenido tanto éxito. O es precisamente por eso.


Son muñecos pequeños, que caben perfectamente en la mano. Son figuras humanas pero sus caras las podría haber dibujado cualquier niño. Son simples, pero con sus manos pueden coger los distintos accesorios que los acompañan según la versión del muñeco que se trate.


Llegamos por la tarde en el último día en se atendían visitas. Probablemente fuimos las últimas a las que Carlos Cases Batllés, coordinador de marketing de Playmobil, atendía antes de disfrutar de unas cortas vacaciones hasta el siete de enero. Cuando entramos en la sala donde atienden a las visitas comprendí el éxito de la empresa. Era casi como entrar al palacio de un faraón. Para amedrentar a los emisarios de otros lugares, los reyes de la antigüedad decoraban ostentosamente las estancias en las que los recibían. Así demostraban su poder y supremacía.


Y así nos lo demostró Carlos Cases. Entre todas las muestras de productos vimos algunas de las novedades que están saliendo a la venta este mes de enero, como el barco pirata fantasma que incluye la bestia marina que sujeta Carlos en la foto. Imposible hacerse la periodista profesional ante tal despliegue y ante los detalles que nos regalaron. Nos hubiese sido imposible aceptarlos si hubiésemos ido en moto.


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